Drácula fue un hombre que vivió en el siglo XIV, su verdadero nombre era Vlad Tepes, quien era hijo de uno de los personajes más terroríficos de la historia.
Cuando era niño Vlad fue entregado a los turcos por su propio padre como un acto de buena fe, para que estos no lo atacaran, pero tiempos después el padre de Vlad fue privado de la vida por los mismos turcos, educaron a Vlad con las creencias turcas y luego lo ayudaron a regresar al trono. Cuando Vlad regreso al trono, empleo lo más cruel que aprendió con los turcos, la tortura, mas específicamente el estacamiento, donde un hombre era atravesado mientras aún estaba con vida y era dejado colgando en un palo.
Drácula significa “hijo del dragón” o “hijo del demonio”, aunque sea solo el significado de su apellido, se queda corto para describir lo que hizo durante su vida. Aunque fue un gran defensor de la gente del pueblo, era implacable con los nobles que estaban en su contra. Cuentan que hacia cenas y festines, que invitaba a cientos de personas y después de embriagarlos los empalaba fuera de su castillo y ahí frente a ellos terminaba el de cenar, gozaba con el rociado de hemoglobina en su cara, despellejando vivos a los aldeanos, hirviendo a ladrones gitanos y luego forzando a otros gitanos a comérselos, invitando a amigos a cenar solo para asesinarlos y mojar pan en su sangre conforme iban muriéndose sobre la mesa.
Cuando era niño Vlad fue entregado a los turcos por su propio padre como un acto de buena fe, para que estos no lo atacaran, pero tiempos después el padre de Vlad fue privado de la vida por los mismos turcos, educaron a Vlad con las creencias turcas y luego lo ayudaron a regresar al trono. Cuando Vlad regreso al trono, empleo lo más cruel que aprendió con los turcos, la tortura, mas específicamente el estacamiento, donde un hombre era atravesado mientras aún estaba con vida y era dejado colgando en un palo.
Drácula significa “hijo del dragón” o “hijo del demonio”, aunque sea solo el significado de su apellido, se queda corto para describir lo que hizo durante su vida. Aunque fue un gran defensor de la gente del pueblo, era implacable con los nobles que estaban en su contra. Cuentan que hacia cenas y festines, que invitaba a cientos de personas y después de embriagarlos los empalaba fuera de su castillo y ahí frente a ellos terminaba el de cenar, gozaba con el rociado de hemoglobina en su cara, despellejando vivos a los aldeanos, hirviendo a ladrones gitanos y luego forzando a otros gitanos a comérselos, invitando a amigos a cenar solo para asesinarlos y mojar pan en su sangre conforme iban muriéndose sobre la mesa.